Jesús Pablo Gómez Naharro
(Casas de Miravete -Cáceres- 24 de Abril de 1966 /
29 de Diciembre de 2007)
Maestro de Educación Física del C.R.A. Las Villuercas
(Cáceres)
Defensor de la Libertad, la Justicia Social, la Educación y el Medio Ambiente
IN MEMORIAM
Pablo con unos alumnos en la puerta
del colegio
J . P A B L O G Ó M E Z N A H A R R O
Si alguna vez puede
decirse que una comunidad escolar, se halla dominada por el sentimiento de
perder a uno de sus miembros más queridos, difícilmente ese sentimiento será tan
unánime y profundo como lo es hoy en el CRA “Las Villuercas”, en la
muerte de nuestro querido compañero y maestro; nuestro amigo PABLO.
En los últimos tres lustros desarrolló su vida profesional entre
nosotros.
¿Qué decir de su labor en la enseñanza?, ¿de sus facultades
generosamente empleadas en gestionar y en educar a los niños de este colegio?
Todo cuanto se dijera sería escaso ante la realidad, ante el hecho
innegable de su contribución a elevar el nivel educativo de los niños del CRA
“Las Villuercas”.
Aunque el dolor es individual, incomunicable, todos y cada uno
apoyados en los demás, tendremos que sobreponernos a este duro golpe. Así lo
hubiera querido PABLO.
Te vamos a echar de menos compañero, maestro, amigo. Por mucho tiempo
resonarán en nosotros tus consideraciones, tus aportaciones, tus análisis
críticos y tus conversaciones. Tu docencia y tu gestión. Tu contribución y tu
compromiso con nuestra escuela, con la escuela rural, de la que tantos salimos y
a la que tú volviste para vaciar en ella lo mejor de ti.
No ha de ser la memoria parca con tu recuerdo, aquí donde tuvimos la
suerte de compartirte.
Recordaremos tu sonrisa y tu alegría, tus proyectos e ilusiones, las
aficiones que llevabas tan adentro y de las que nos hiciste partícipe en tantas
ocasiones.
Lo auténtico permanecerá a pesar del tiempo, pues hay cosas que el
tiempo no puede borrar. Y todos nosotros tenemos la experiencia cargada de
indelebles vivencias que hemos compartido contigo.
Descansa en PAZ querido PABLO. Contigo, NUESTRA MEMORIA.
Jesús Barbero Mateos (maestro de Deleitosa)
Alumnos del colegio de Deleitosa con
Pablo, el director Jesús Barbero y otras compañeras
A NUESTRO COMPAÑERO/AMIGO PABLO
Hoy viernes, san viernes, como solía decir Pablo de manera locuaz cuando llegábamos a estas alturas de la semana, los maestros y maestras de este colegio queremos rendir un sincero y sentido homenaje a nuestro querido compañero y amigo Pablo. Y queremos hacerlo porque él se lo merece de verdad:
Se lo merece porque como maestro, en los 16 años que estuvo en este colegio, lo dio todo, en todas las facetas por las que pasó: secretario, jefe de estudios, director y maestro, siendo siempre fiel a sus ideales. Fue un gran luchador, porque en esta trayectoria profesional tuvo que superar no pocos obstáculos, en ocasiones decía que con las preocupaciones que le de daba la dirección le habían salido las canas, pero siempre dio muestras de gran entereza y profesionalidad y disfrutó con las recompensas que recibía como consecuencia de todo su buen hacer profesional., porque lo que quería era que nuestro colegio funcionase y sabemos que funcionó y funcionó bien.
Se lo merece porque como docente siempre actuó con dedicación y esmero en la educación de sus alumnos, prueba de ello son, amén de los resultados obtenidos, por encima de la media regional en las pruebas evaluadoras a las que fueron sometidos, las innumerables muestras de cariño hacia él que nos han hecho llegar tanto sus actuales como antiguos alumnos.
Y se lo merece porque no sólo fue nuestro compañero, también fue nuestro amigo, un amigo entrañable; generoso, bromista, desenfadado, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitase, en definitiva una gran persona. Una persona con un gran corazón, a la que todos admirábamos por su gran sentido crítico, sus profundas reflexiones, su espíritu libre, su gran cultura y, sobre todo, al que teníamos un gran cariño.
Sin él, con un gran vacío en el corazón, nos costó seguir y hoy, cuando ya han transcurrido dos meses desde que nos dejó, su recuerdo ha estado vivo entre nosotros todos y cada uno de los días que han pasado. A las ocasiones en las que esbozamos una sonrisa al recordar algunas de sus ocurrencias o chascarrillos se suceden otras en las que la tristeza nos invade porque sabemos que esos momentos ya no se repetirán.
Por eso, hoy, queremos manifestar nuestro agradecimiento hacia Pablo por todo lo que en este caminar juntos nos aportó y tenemos la constancia de que mientras alguno de nosotros esté en este colegio, él también lo estará porque él era nuestro compañero, nuestro amigo, nuestra gente y a tu gente no la olvidas jamás.
Isabel
Fernández Bonilla
(maestra de Deleitosa)
Pablo con sus compañeras
y compañeros del Centro Rural Agrupado
"Las Villuercas" (Cáceres)
A PABLO
Pablo, a la vuelta de las
vacaciones los niños del primer ciclo de Primaria me hacían preguntas sobre ti:
Pablo,¿ no va volver?
Pilar,¿ en el cielo hay escuela?
Otros contestaban: Claro, a ella van los hijos de los angelitos. Porque los
angelitos tienen hijos y van a la escuela ¿verdad, Pilar?
Yo no sabía que decir, ni dónde mirar; pero pensé y les dije que allí donde tú
estabas seguro que harías aquello que mejor sabias hacer: ENSEÑAR. Entonces
recordé este poema con el que quiero mandarte el abrazo más cálido de todos los
compañeros y alumnos, que en verdad TE ECHAMOS DE MENOS.
Hasta siempre, COMPAÑERO.
A TI MAESTRO
A ti, que enseñaste
palabras,
a ti, que diste esperanza
a ti, que soñaste al alba.
Queremos regalarte, hoy,
caminos de madrugada,
niños, niñas, miradas,
sonrisas llenas de magia
años, años de enseñanza.
Dejaste la vida en el aula.
Allí están tus enseñanzas,
en los rincones del fondo,
donde nadie va a buscarlas.
Donde SOLO TÚ; sabías
de esfuerzo, de lucha,
de paciencia sabia,
de días felices,
buscando en tu alma,
cómo darlo todo,
en pocas palabras.
Y dar lo mejor
para crear vidas
con algo de ti
prendido en tu espalda.........
¿Hay un trabajo mejor
que ser artesanos del alma?
Pilar Rodríguez López
(maestra de Deleitosa)
OYE, COMPAÑERO, MI AFLICCIÓN
Llegado el momento nos encontramos con cinco pueblos
distintos para hacer un Colegio Rural Agrupado verdadero; y allí estabas tú,
hecho un chaval joven, locuaz y alegre diciendo “tontunas” llenas de gracia que
hacían reír a las compañeras, haciendo “proselitismo madridista” entre los
compañeros y haciéndote cargo de la Secretaría del Centro. Buen comienzo.
¿Recuerdas cuando nos preguntábamos cuál sería el modelo de un CRA? Porque nadie lo tenía demasiado claro todavía, y tenías que saltar haciendo la gracia: “¿Oye, y si esto de los CRAs, termina haciendo “Crac”? Claro que siempre se te respondía lo mismo: “En cualquier caso tú como buen secretario deberás levantar acta”. Y terminabas riendo con el gesto sonoro y la sonrisa ancha. Y luego, como siempre, acabábamos leyendo alguna experiencia “asturiana” o rural de la extinta Educación Compensatoria.
No tuviste que esperar demasiado, después de una agitada Jefatura de Estudios con “Curricular proyecto” incluido, pasaste a ocupar la Dirección del colegio y lo hiciste en un momento difícil, todo hay que decirlo, teníamos una plantilla muy inestable, los cambios se estaban produciendo a golpes acelerados, sólo baste recordar que la implantación de la Educación Secundaria en nuestro Sistema Educativo no fue un asunto baladí que pasara desapercibido como quien dice, en nuestros pueblos, igual que ocurriera con la jornada única y las Actividades Formativas y Complementarias. Y sin embargo, tú, Pablo, estabas ahí. Tú que eras capaz de dejar plantado al más pintado en cualquier cita personal sin razón aparente, porque -por qué no decirlo- perfecto no eras, Pablo, reconozcámoslo; pero en cambio, no recuerdo que nunca te permitieras una informalidad en el terreno profesional. De modo que hoy puedo decirlo, estuviste a la altura del cargo aunque el protocolo no fuera lo tuyo (ya conocíamos tu machadiano y torpe aliño indumentario, por ejemplo), pero supiste coger el pulso al colegio y aprendiste a “sufrir” como exige la soledad del corredor de fondo, como obliga la carga que lleva el cargo cuando uno debe de tomar una decisión al final solo porque así lo exige la circunstancia porque singular es, en ocasiones, también la responsabilidad que tampoco permite ser compartida.
Y luego volviste a la tutoría, y seguiste ejerciendo como maestro, nada más y nada menos, como un buen maestro, con oficio y pedagogía, sabiendo distinguir el polvo de la paja y que la verdad de las cosas están en las cosas mismas y no tanto en leguleyos reglamentos que tiemblan en los papeles. Y que los cambios verdaderos emanan de actitudes auténticas, por eso tú mismo que tan reacio habías sido siempre a las nuevas tecnologías (más balones y menos ordenadores), ahora tu disposición era otra, estabas contento con tu nuevo móvil, y te estabas convirtiendo en un asiduo de Rayuela y me contabas con alegría que estabas colonizando Internet.
En ésas estábamos, evolucionando por prescripción dialéctica, contento con tu trabajo, disfrutando con la caza (ay, los perros), feliz con tus alumnos con quienes tanto tú esperabas y en ésas estábamos, Pablo, tranquilos y en la tarea de la vida, cuando tuvo que ocurrir lo peor y nos llega la trágica noticia de tu muerte que nos queda helado el corazón. ¡Qué desgracia más grande!
Me vas a permitir que te despida, amigo mío, utilizando a mi antojo unos versos de Machado (sé que sentías debilidad por la generación del 98 y del 27), que creo son fieles reflejo de la imagen que nos dejaste a los que tuvimos la gran suerte y el inmenso placer de conocerte:
“Hubo en tus venas gotas de sangre jacobina,
pero tu palabra brotó de manantial sereno;
y, más que alguien al uso que supo su doctrina,
fuiste, en el buen sentido de la palabra, Pablo, un hombre bueno.”
Alfonso García Hoyas
(maestro de Navezuela)
Carnaval 2006
Querido Pablo:
Aquí todos te echamos mucho de menos. Y nos acordamos de cosas que nos decías.
Como cuando estábamos distraídos y nos decías que estábamos en La Luna de
Valencia o cuando íbamos al polideportivo y decías: "salir ordenada, silenciosa
y sistemáticamente".
Ojalá estuvieras aquí.
Recuerdo un día que estaba corriendo y me torcí un tobillo.
Entonces no pude jugar y me dijiste que fuera yo el árbitro.
El otro día me salieron agujetas y pensé en lo que otro día me
aconsejaste: "las agujetas se quitan con más agujetas".
Estuviste mucho tiempo en este colegio y desde que yo estoy
aquí, tú siempre me has tratado muy bien, y como decía mi padre, podrías tener
defectos pero no te faltaba un gran corazón.
Mi familia también te manda un saludo.
Un abrazo de tu alumna y sobre todo tu amiga:
Patricia
Querido Pablo:
Desde que te fuiste todo es distinto porque jugábamos mucho a fútbol y ahora no
tanto. Te echo mucho de menos por nuestras risas y conversaciones de caza.
Aparte de profesor eras mi amigo. Siempre te llevaré conmigo y siempre estarás
en mi corazón. Tus recuerdos estarán en mi mente sobretodo los días de caza.
Te ganaste las alas en la tierra, hazlas volar en el cielo.
Tu siempre amigo, Sergio
Pablo:
Me acuerdo mucho de ti. Seguro que estás dando clases de
gimnasia a los angelitos.
Andrés.
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Donde
quiera que estés escucha mi voz y recuerda que siempre tendrás junto a ti una
amiga. Gracias por tu nobleza, tu cariño y tu amistad. Disfruta desde ahí arriba
de aquello que tanto amaste: tu pueblo, tu campo, tus gentes... Me quedo con tus
mejores recuerdos y con un vacío enorme.
¡VUELA PABLO!
HASTA SIEMPRE
Anónima
(Foro de Casas de Miravete, 11-01-08 / 16:27)
Además de los escritos que
sus compañeras/os, alumnas/os y amigas/os
han realizado en memoria de Pablo, se incluye este poema de
Miguel Hernández,
que con tanta precisión expresa lo
que todas y todos sentimos al
conocer la noticia
del
trágico accidente que le ocurrió
durante las navidades de 2007.
¡Descansa en paz, amigo!
ELEGÍA
Yo
quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las haladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.