Miguel Ángel Gómez Naharro
Caricatura de Fermín Solís
PASEO LITERARIO POR EXTREMADURA
Acompañaron
a Miguel Ángel en este paseo:
Guitarras: Luis Núñez y Ángel Holgado
Voz de Febea: Mª Luisa Martín Espada
Coros: Isabel Burgos y Jesús Alija
Sonido: Javier Cotallo y Luis Cotallo
Portada: Pepe Melara
Estudio: Promúsica de Extremadura.
LA SERRANA DE LA VERA |
(Romance anónimo con una gran variedad de versiones) |
En la Alta Extremadura
por las sierras de Plasencia
se pasea una serrana
muy calada en su montera.
Ha encontrado un pastorcillo
que jugaba a la rayuela
¡Pastorcillo, pastorcillo!
¿Pacen bien hoy tus ovejas?
Si es que pacen o no pacen
si engañado lo ha cogido
y agarrado se lo lleva,
pero no por un camino
ni tampoco por veredas
que lo lleva por un monte
más espeso que la selva.
topáronse con la cueva
y al entrar vio el pastorcillo
mil huesos y calaveras:
¿Cuyos son aquestos huesos,
por end’estas calaveras?:
De varones que he matado
por estos valles y sierras,
como contigo he de hacer
cuando mi voluntad sea.
le mandó cerrar la puerta
y el pastor como era diestro
la dejó un poco entreabierta.
Se pusieron a cenar
y la serrana dijera:
¡Pastorcillo, pastorcillo!:
¿sabes tocar la vihuela?
¡Que no he de saber tocar
y un rabel que Vd. me diera!
Y en vez de quedar dormido
se quedó dormida ella,
y mirándola el pastor
se echó de la puerta afuera.
daba brincos cual gacela
y le aullaba: ¡Pastorcillo!
Que la montera te dejas:
en mi pueblo hay mucho paño
para hacerme otra mas nueva.
¡Pastorcillo, pastorcillo!
Que tu cayada se queda.
En Monfragüe hay mucho árbol
para hacerme otro más buena.
¡Pastorcillo, pastorcillo!
Que te dejas una oveja.
Aunque veinte me dejara
a por ellas no volviera
que vos sois un bicharraco
cual cien víboras que unieran.
Una piedra en una honda
que pesaba libra y media
fue a buscar al pastorcillo
que una encina lo escondiera.
La serrana que era hija
de un pastor y de una yegua
sembró de miedo la tierra
porque un noble la ofendiera.
Bartolomé
Torres Naharro: Torre de Miguel Sesmero 1.485-Sevilla 1.520. Poeta, dramaturgo y reconocido renacentista. Precursor de los grandes autores del Siglo de Oro español. |
HIMENEO Y FEBEA
Febea:
¿Cómo os llamáis os
demando,
Gentilhombre? Quiero saber
vuestro nombre.
devoto para miraros,
contrito para quereros.
Soy aquel triste Himeneo,
que, si no espero gozaros,
no quisiera conoceros.
que, cierto, no os conocía.
he de ver tanto quejaros,
aunque me place de oíros,
y, por mi vida, señor,
querría poder sanaros,
por tener en qué serviros.
que me habéis bien entendido.
No os quiero más detener.
Vuestra misma fantasía,
os dirá que lo que pido,
lo compra bien mi querer.
aclaradme en qué manera,
porque tenga cosa cierta.
en la noche venidera,
me mandéis abrir la puerta.
Febea:
Pues, ¿cómo queréis que os abra?
que en aquellos tiempos tales
los hombres son descorteses.
Himeneo:
Señora, no tal palabra,
si queréis sanar mis males,
no busquéis esos reveses.
Ya sabéis que mis pasiones
no me mandan enojaros.
Y no debéis excusaros
con excusadas razones,
de tal suerte que me causáis
nueva muerte.
Jesús
Delgado Valhondo: Mérida,1.909-Badajoz, 1.993. Junto a Luis Chamizo y a Manuel Pacheco es el más reconocido poet |
CÁCERES
Cáceres te recorro, misteriosa y lejana: sueños,
gestos, silencios
cargados con mis años.
Tarde violeta pálida.
Mis amigos: la frente del tiempo,
las espaldas, las
esquinas esperan la memoria,
y al final, la Montaña.
Mi casa, los surcos de la luna,
el aroma de siempre, la calleja
dorada.
Recorto
cielos, torres, rejas, sombras.
El alma del domingo.
Vencejos que nacen de la
piedra.
Dorada la espadaña.
Más cigüeñas y azul, hundo miradas
en el fondo del aire, en la
sangre vivida,
en las viejas palabras.
Cáceres vuela y vuelve conmigo.
A mi nostalgia un niño viene y
alcanza la tristeza
al borde de mis lágrimas.
COPLAS DEL ARAÑUELO
(Coplas tradicionales)
A tu puerta hemos llegao cuatrocientos en cuadrilla
si quieres que nos sentemos saca cuatrocientas sillas.
Los toritos vienen, los toritos van, los toritos vienen
por el olivar, por el olivar de José Ramón,
los toritos vienen, los toritos son.
Eché leña en tu corral creyendo que me querías
y ahora que ya no me quieres, dame la leña que es mía.
Una giñá en el camino la tienes que respetar,
porque ella representa un hombre que fue a giñar
y si no lo hace revienta.
El Gacho viene de arar y no cabe por la puerta,
y su madre le ha dicho: ¡agacha la cornamenta!,
¡pobre Gacho!, cómo sufre por culpita de un querer;
a la ventana no vayas, porque la María no te va a querer,
a la ventana no vayas, porque
la María está con el juez.
Y se tumban los mozos y mozas,
y se tumban una y otra vez;
y los mozos dicen a las mozas:
¡no me tumbes que yo me echaré!
Manuel
Pacheco: Olivenza, 1.920-Badajoz, 1998. Su poesía social y surrealista le dieron a conocer en toda España e Iberoamérica. |
PARA BEBER POESÍA
Yo siempre sé lo que quiero porque nunca quiero nada.
A veces cojo una alondra y la meto en una jaula,
pero la jaula es de humo y la alondra se me escapa.
En las pizarras del Sueño pinto muñecos de escarcha.
En el verano visito las pilastras del Guadiana.
Me siento en el puente viejo y miro pasar el agua.
En invierno tengo frío y me visto de butaca
y me alucino en el cuadro de mi cabeza cortada.
Cuando bebo LA POESÍA se me sube al cielo el alma.
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CANCIÓN DEL PIRATA
Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela
no cruza el mar sino vuela un velero bergantín.
bajel pirata que llaman por su bravura El Temido
en todo mar conocido del uno al otro confín.
(Est.)
Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad,
mi ley la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.
La luna en el mar riela, en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento olas de plata y azul,
y ve el capitán pirata cantando alegre en la popa:
Asia a un lado, al otro Europa y allá a su frente Estambul.
Navega velero mío sin temor que ni enemigo navío
ni tormenta ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés
y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies.
Allá muevan feroz guerra ciegos reyes
por un palmo más de tierra que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío a quien nadie impuso leyes.
que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor.
A la voz de ¡barco viene! es de ver cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar, que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer.
En las presas yo divido lo cogido por igual,
sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.
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LA FLOR DEL ZURGUÉN
Parad airecillos y el ala encoged,
que en plácido sueño reposa mi bien.
Parad y de rosas tejedme un dosel,
do del sol se guarde “la flor del Zurguén”
Parad airecillos, parad y veréis
a aquella que ciego de amor os canté,
aquella que aflige mi pecho cruel,
la gloria del Tormes, “la flor del Zurguén”
Sus
ojos luceros, su boca un clavel,
rosa las mejillas y atónitos ved,
do artero amor sabe, mil almas prender,
si al viento las tiende, “la flor del Zurguén”
Soplad ese velo, sopladlo y veré
cual late y se agita su seno con él,
el seno turgente do tanta esquivez
abriga en mi daño “la flor del Zurguén”
¡Ay cándido seno! ¡quién sóla una vez
dolido te hallase de su padecer!
mas ¡oh! cuan en vano mi súplica es,
que es cruda cual bella “la flor del Zurguén”
La ruego y mis ansias altiva no cree,
suspiro y desdeña mi voz atender,
decidme airecillos, decidme qué haré
para que me escuche “la flor del Zurguén”
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FANDANGO EXTREMEÑO
Contentete me puse y alborotao
al sabé que mi suegra l’abía diñao,
pero mi mujé quiso que yo sufriera
y al parí a mi hija parió a mi suegra:
Hay que ver, hay que ver, ¡que mala pata
tienen algunos hombres cuando se casan!
dale bien a las mulas y suerta un ajo
que si t’andas con mimos y con pamplinas
tienes atollaero p’a toa tu vida.
Yo teng’un burro grande mu jaronazo
y una burrina nana qu’es com’un rayo.
Yo los miro y me igo pa mis adrentos
con lo güeno e d’ambos ¡que güen jumento!
Mi compare me ijo que los casara,
que dambas cosas güenas pué que cuajaran.
Y endispués de casal-los salió la cría
mas nana y mas jarona que la familia.
Y a mi mujé le igo con desimulo
a nusotros nos pasa como a los burros.
Pablo
Guerrero:
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VACÍO
Admiro contemplando la copa del árbol más sagrado.
Llega hasta mi el recuerdo de gentes y de pájaros
que habitaron la infancia con miedos y sonidos...
Maldigo la memoria que lenta me devuelve
como una noria loca, los mismos pensamientos.
Pero me acepto como este árbol sagrado
(la muerte en sus raíces lo mismo que en las mías)
acepta el dolor caído de sus ramas secas.
Y aprendo el don de vaciarme de todo,
de no tener deseos en esta tarde tibia,
como pavesas mínimas alrededor del fuego.
Y lo mismo que un vaso sólo puede llenarse
cuando está vacío, así me lleno ahora
con la presentida felicidad de las flores de espino.
Carolina
Coronado: Almendralejo,1.820-Paço D’Arcos (Portugal), 1.911. Destacada representante de la poesía romántica y protectora de las artes y las ideas de progreso. |
MÉRIDA
Como en tierra
postrada, sin fuerzas yace,
quebrantada llora, y
sola y olvidada
en su tristeza ahora,
la que opulenta fue,
grande y señora.
Cómo yace abatida,
Emérita infeliz,
ya su cabeza en polvo
confundida,
perdida su belleza,
perdido el esplendor
y la belleza.
Emérita murmura su
triste desventura.
La que fue celebrada
en los cantos sin fin
de sus guerreros,
sólo escucha
humillada de búhos agoreros
los clamorosos ecos
lastimeros.
Allá bajo la puente,
de otra edad más
feliz reliquia anciana,
camina lentamente por
la vereda llana
el perezoso y lánguido
Guadiana:
Anciano compañero,
testigo fue de sus
pasadas glorias,
arrulló lisonjero
sus triunfos y victorias
y ora lamenta el fin
de sus historias.
A su orilla callada
venid vosotros que
pulsáis divinos
la cítara sagrada y
los campos vecinos,
llenada con vuestros
cantos peregrinos.
De Emérita olvidada,
cantad, poetas
con sentido acento,
la suerte desdichada
y el fúnebre
lamento. Hiera las aguas
y lastime el viento.
PASEO LITERARIO POR EXTREMADURA
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